domingo, 21 de febrero de 2016

Ya no quema, solo duele.

Que te hayas alejado,
que hayas cogido ese tren,
que hayas decidido tomar esos trescientos cincuenta kilómetros
para no volver,
para decirte de una vez por todas adiós,
ya no quema, solo duele.

Que me miraras con los ojos,
leyéndome los labios,
cuando sé lo que pensabas
(los miradas hablan, los sentimientos viven),
es un mito.
Eres un antepasado que ya no existe,
algo que quedará en el recuerdo,
que no volveré a ver.

Serás historia;
yo viviré la mía trescientos cincuenta kilómetros separados de ti.
Sentiré,
caeré,
me romperé,
viviré,
lloraré,
reiré,
me emocionaré,
me perderé,
me encontraré,
y todo sin ti.
Sin tu ayuda.
Solo yo,
con mi único amigo,
con mi única pieza del puzzle.

Ni tú,
ni él,
ni nadie más podrá curar
lo que arañaste.
Ni una tirita,
ni el tequila,
ni siquiera las palabras
podrán saciar el dolor.

Supongo que algún día esto acabará,
que aparecerá alguien que estará solo a veinte metros de mí,
y que correré a abrazar,
y a tomar de la mano
y a besar.
Mientras tanto,
sé feliz,
acuérdate de mí,
y, sutilmente, jódete.
Y es que ya no quema...
                                                                                    ...solo duele.

2 comentarios:

  1. WoW, Sergi, impresionante. Ojalá un día de estos una de tus novelas publicadas sea de poesía, porque se te da *inserta emoticono de mano con el pulgar y el índice haciendo un círculo perfecto*
    ¡Besicos!

    ResponderEliminar