Las lágrimas caían sobre el ceniciento suelo: ya era tarde para volver
atrás, para vernos de nuevo. Todo había pasado tan rápido que ni me dio tiempo
a soltarte aquellas palabras bonitas, sólo para los valientes, para aquellos
tan atrevidos y sin pelos en la lengua.

Si miro de nuevo al cristal,
lloraré y gritaré muy arrepentido, triste. No tuve el valor suficiente, y si lo
tuve, no lo supe apreciar. Quizás volvamos a vernos algún día, quizás; pero el
destino decide, no yo. Si por mí fuese, volvería a mirarte y sonreírte,
diciéndote lo que no sabes; pero eso no va a pasar, nunca pasará.
Un inicio de blog muy prometedor :) Sigue así ^^
ResponderEliminarHacía mucho que no leía nada tuyo y la verdad es que tu mejora se nota y mucho ;)
ResponderEliminarSigue escribiendo así y no pares nunca ^^
Un fuerte abrazo,
María
Lo que esperaba leer, este estilo sencillo y rápido...
ResponderEliminar