sábado, 5 de septiembre de 2015

Etiquetas [I].

¡Hola, gente! ¿Qué tal? Espero que bien pese a que la vuelta al colegio esté nada más girar la esquina y no nos apetezca mucho... Pero, aun así, os traigo un pequeño regalo para amenizarla y, sobretodo, para agradecer que os hayáis pasado por aquí bastante gente en los últimos días y dejando unos comentarios que me hacen muy feliz (y no sabéis exactamente cuánto).

      ¿Qué os traigo? Nada más y nada menos que un extracto del proyecto que más avanzado tengo, en el que tengo esperanzas de publicar y que podáis comprar algún día. Sé que puede contener spoilers de otra escena que no he mostrado (ésto es nada más y nada menos que la página 64-65, y me siento muy feliz) pero, aun así, no creo que sepáis ubicar todo muy bien, por eso lo dejo. Tardé mucho en escribir este capítulo pero cuando lo hice me salió esto, y según mucha gente, le encanta. ¿Qué os parecerá a vosotros?

        Por ahora me despido hasta otra entrada... pronto sabréis más del proyecto que, si veo que tiene mucha acogida, iré desvelando algún que otro detalle. Nada más... ¡hasta pronto! Y no os olvidéis de dejar un comentario opinando y, sobretodo, dad a conocerlo si os ha gustado un montón. ¡Nos vemos!

        PD: esta entrada se destruirá en lo que dura una semana entera... ¡Corred, insensatos y leedla!

_________________________________________________________________________________

—Joder, William —por cómo enfatiza mi nombre, sé que no va a continuar bien—, ¿eres gilipollas o algo? Te quiero. Parece que no lo entiendas: je t’aime, joder. I love you. ¿Es suficiente con decírtelo en diferentes idiomas o vas a seguir siendo tan inmaduro que vas a pasar del tema? Ya no eres un niño y tienes que afrontar las cosas que, aunque de pequeño den cosa, componen esta etapa: el amor, los estudios, las decisiones, la madurez, el sexo… Yo he hecho mis elecciones que, si lo hubiera sabido, hubiera omitido; ¿por qué cojones tiene que pasarme esto a mí? Odio no ser correspondida, lo odio —las lágrimas empiezan a brotar de sus ojos y, finalmente, rompe a llorar—. William Redford, eres tan estúpido que me gusta; me gusta cuando me visitas, cuando me miras y me sonríes, cuando recuerdo todo… Eres la parte que me complementa, la pieza del puzle de mi vida, el trozo roto de papel que encaja, ¿no te das cuenta? Odio que no te des cuenta que desde hace mucho tiempo me gustas, que cuando te lo decía de pequeña no tenía uso de la razón para creer que era verdad, pero lo era. No mentía. Me caguen la puta, William, te odio.
      
   Se calla, se aleja a las escaleras y se sienta en ellas, tapándose la cara entre las piernas mientras se lamenta. En estos momentos veo que, por mucha razón que crea que tengo, soy un cabezota y un estúpido; tengo decisiones tomadas y enamorarme no es una de ellas, aunque le haga daño a Delia. ¿Por qué debería de decirle yo también que la quiero cuando en realidad no es cierto? Además, si lo hiciera, más daño le haría, y sería peor.

      Me levanto del sofá y me acerco hasta Delia, colocándome enfrente de ella y le acaricio suavemente el pelo, recogiéndoselo detrás de la oreja mientras intento consolarla y calmarla. Me disculpo con ella por ser tan gilipollas pero, aun así, le explico que tiene que entender que no a todo el mundo puede gustarle una persona y que por ella puede sentir otra cosa diferente como es, en mi caso, amistad hacia ella. Nos fundimos en un abrazo que hace que los pelos se me pongan de punta tras poner su cabeza en mi hombro y escuchar más cercanos sus sollozos que han sido causados por mí.

      Le susurro lo más bajo y suave que puedo miles de «lo siento» que después ella repite, como si me imitara y, en realidad, lo hace sintiendo. Por no aceptar que no me gusta y, sobretodo, por lo que viene a continuación, que resulta muy precipitado e inesperado; se separa de mis brazos, me agarra la mano y, pudiendo ver sus ojos verdosos cristalinos, se acerca hasta mí y no puedo echarme hacia atrás y evitarlo sino que, por la emoción del momento, por no hacerlo todo peor, me dejo. Noto sus labios junto a los míos, su lengua intentando entrar y que, seguidamente, se funde junto a la mía y la saliva mezclándose. Son unos segundos en los que sólo existimos ella y yo y unos fuegos artificiales que se escuchan en mi mente como si celebraran el acto; luego nada más, un espacio pequeño entre nosotros y la sonrisa tímida que conozco desde hace tiempo y que parece que ha dejado atrás a la chica que se había alterado con la charla que no cuenta con sentido junto al psicólogo.

6 comentarios:

  1. Vale, no he podido parar de leer desde que he empezado con este extracto. Espero que algún día lo publiques y poderlo leer entero!
    Nos leemos, un beso!:)

    ResponderEliminar
  2. Sergio, se ve muy bueno el estracto que publicaste. Espero que tengas suerte, te sugiero que lo envies a alguna editorial y probar suerte con una publicación ;)
    Gracias por pasearte por mi blog, ¡hasta la proxima!
    Abrazo desde Argentina.

    ResponderEliminar
  3. Joe, la verdad es que me ha encantado. Me encantaría saber más de esta historia, así que espero que algún día puedas publicarla.
    ¡Mucha suerte!
    Nos leemos, un besito<3

    ResponderEliminar
  4. Hola!

    Soy nueva por aquí, te acabo de seguir, tengo una zona de venta-intercambio de libros en mi blog, te dejo aquí el link:

    http://onlygivemejustamoment.blogspot.com.es/2015/08/venta-e-intercambio-de-libros.html

    Pásate si quieres y si te interesa algun libro, dejame un comentario.

    Un beso :)

    ResponderEliminar
  5. Hola, se ve muy bonito, suerte!!
    Saludos y nos leemos.

    ResponderEliminar