
Todo se acabó con un y se acabará; se esfumó. Perdimos. Nos despedimos. Un año más, el último. ¿Poder continuar? Nadie lo sabe, ni siquiera el futuro da indicios. ¿Cómo voy a poder asimilar que, quizás, este año haya sido mi último como campista, que habré dejado atrás todas las gracias y las estupideces que hacía, todo lo que sacaba sonrisas? ¿Cómo puedo asumir que para alguno se ha acabado todo; que quizás ese alguien sea yo?
Quiero saber qué será de mi vida en vacaciones, de si podré preparar actividades para los más pequeños; si podré, aunque sea por un poco, mandar; si podré dormir y comer con los monitores, momento que parecía que nunca llegaría. Nadie lo sabe, ni siquiera yo.
Esperemos que la última melodía de y se acabará pueda seguir siendo escuchada por mí, que pueda continuar, seguir con mi segunda vida: los campamentos.